[OPINIÓN] HADES

Hace ya casi 10 años que apareció en escena una pequeña compañía indie de nombre Supergiant Games con un juego que acaparó portadas y que fue una pieza importante para forjar el fenómeno indie actual: Bastion.

Puede parecer que todo lo que toca la compañía es oro: el mencionado Bastion, Transistor, Pyre… juegos con un diseño llamativo y casi se podría decir que identificativo de la compañía. Y los cuales tienen muy buenas críticas tanto de crítica como de público.

Pero el juego ante el que estamos en esta ocasión creo que está un escalón por encima incluso. La sorpresa del año y claro aspirante a mejor juego indie del 2020 y me atrevería a decir que en general también.

Hades es el colofón a una carrera de aciertos y éxitos de la compañía. La guinda del pastel en formato «roguelike».

Un viaje a la Grecia clásica

Vuelvo a repetir que la compañía detrás de Hades tiene un toque particular en cuanto a lo meramente artístico. Escenarios, personajes y música son 100% Supergiant Games. Todos los elementos del juego son muy coloridos y están llenos de detalle. Los colores son vivos y por momentos parecen casi hasta de acuarela. La vista isométrica y los diseños estilizados. Pero en este caso, todo enfocado para que se nos muestre un inframundo menos grotesco y horrible de lo que podríamos imaginar; y nos de la sensación de sentir los dominios de Hades más o menos como nuestra casa.

Sensación que mejora y se amplia con todos los personajes que nos encontramos en esa estancia principal de la que parte cada viaje para escapar del infierno. Hades, Nicte, Aquiles, Orfeo y un sin fin de personajes de la cultura griega que van y vienen para darle vida, en la muerte, a ese inframundo del que parece que no todo el mundo tiene ganas de irse y en el que no se está tan mal. Porque lo bueno que tiene Hades, es que a cada muerte, que siendo el juego un «roguelike» como es, llegará tarde o temprano; los diálogos cambian, la historia avanza. Cada héroe, Dios y personaje mitológico tiene algo nuevo que decirte. Porque Zagreo, nuestro personaje e hijo de Hades y por tanto ser inmortal, es consciente de cada derrota y la consecuente vuelta a los ríos de sangre que se encuentran en lo más hondo de la tierra. Y por muchos chascarrillos e intentos de convencerte por parte de Hades para que dejes de buscar las respuestas. Respuestas al por qué tu madre vive y se te prohíbe la salida del inframundo para verla. Zagreo, y tú mismo como alter ego, no va a parar en su empeño de buscar la salida, y también por qué no decirlo, llevar la contraria a su padre como cualquier joven en plena adolescencia.

Pese a ser un «roguelike», Hades coloca mucho peso sobre la historia y los personajes. No se te desvela todo desde el principio, te «obliga» de algún modo a pasártelo más de una vez si quieres se partícipe de los descubrimientos y los secretos del pasado. Todos saben más de lo que dicen. Y solo hay una manera de descubrirlo. Paseándote por todas las zonas que unen el infierno con la tierra (estigia, asfódelos…) y derrotando al obstáculo final que no diré para no quitar el encanto que tiene ese enfrentamiento.

El apartado sonoro tampoco se queda atrás de la excelencia del resto de apartados. La música evoca ese ambiente griego que tanto se ha visto ya en otros videojuegos y en medios como el cine. Mucha música de cuerda y viento: liras, cítaras, aulos… con un toque más actual en el que se pueden llegar a mezclar sintetizadores para sustituir a los instrumentos típicos de viento. Pero eso no quita que el juego beba mucho del rock moderno y gire totalmente hacía él en los momentos de máxima acción. Y hay que decir todo lo hace con gran gusto.

Quiero hacer una mención al tema Good Riddance que canta Eurídice y que rompe con el estilo general del juego pero por la canción en sí, y el momento en el que sale, es un gozo escucharlo. Máxima relajación.

Kratos, cuidadito con Zagreo.

Ahora bien. ¿Cómo salimos del inframundo? Pues como estamos ante un roguelike, a golpes. Prima la acción sobre todo. Los propios desarrolladores los catalogan como un Hack and Slash metido en un Roguelike Dungeon Crawler. Salas y salas repletas de enemigos, y nuestra valentía y armas para hacerles frente.

Contamos con 6 tipos de armas, no todas accesibles desde el inicio, cada una con su propio estilo y ritmo del juego. Y que llegado un momento, podemos cambiar ligeramente su forma de actuar y su diseño. Además, el juego se adapta a cada arma. Dependiendo de si partimos de inicio con un arma a distancia o preferimos una de ataque cuerpo a cuerpo el juego cambia el número de enemigos y el tipo. No es lo mismo ir con el arco que no te permite atacar rápidamente (tensar y soltar la cuerda) aunque tengas la ventaja de estar más a cubierto de posibles ataques que ir directamente a mandoblazos con la espada a pecho descubierto. El frenetismo que produce una y otra opción no es para nada igual. Supergiant Games se ha esforzado en hacer un juego accesible dentro de que es un género en el que la dificultad es un punto a favor.

Ataque normal, especial, en carrera y cargado. Esos son las opciones que tenemos para atacar. Necesario saber y acostumbrarte a todos para aplicarlos en la situación que más les convenga. Quizás necesites un ataque de zona para dañar enemigos como el especial. O atacar después de esquivar con el ataque en carrera para dar un golpe más fuerte y de paso reflejar un ataque enemigo. ¿Cómo es eso de reflejar? Pues con el gran aliado de Zagreo y nuestra persona en nuestra escapatoria. Y lo que hace que cada partida sea distinta y nuestro equipamiento alcance un poder incluso para vencer a dioses: los dones.

Cada partida es distinta gracias a los dones con los que nos agasajan los dioses. ¿Daño por envenenamiento? Ahí lo tienes. ¿Que tu ataque aplique daño en una zona durante uno segundos? También está la posibilidad. ¿Y qué tal conseguir un ataque especial distinto por cada Dios capaz de hacer estragos? Hecho. ¿Quieres algo más? Pues mejoras con efectos dobles. Cada Dios tiene sus particularidades y sus mejoras se basan en un tipo en concreto: congelar, daño tras recibir daño, cargas eléctricas, devolver proyectiles enemigos… La variedad es enorme y nuestra forma de jugar cambia con ello, y por supuesto, con la experiencia de cada derrota.

Y cuidado con ofender a algún Dios. Puede ser que se te pongan delante de ti dos dones de los cuales debes elegir uno. El rechazado puede no tomárselo muy bien y mandarte una horda de enemigos y lanzarte ataques zonales de paso. Aunque si demuestras tu valía acabará concediéndote su bendición. Pero el más exigente de todos los dioses es Caos. Si quieres su favor, tendrás que pasar por un desafío que te dejará vendido durante unas cuantas estancias dependiendo de lo que elijas: no recibir salud cada estancia completada, cada ataque especial que hagas recibes daño… Además de cobrarte la entrada a sus dominios con parte de tu vida. Es un riesgo que tomar para alcanzar una bonificación mayor.

Resulta mejor darles un bote de ambrosía para calmarlos siempre que tengas opción. Los relajarás y como agradecimiento te darán una bendición extra de inicio para cada nuevo intento de fuga. Mejoras que pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte, literalmente. Ya que una de las bendiciones te otorga una vida nueva en caso de ser derrotado. Si eso lo unimos a las mejoras que podemos desbloquear para el propio personaje en sus aposentos, con unas gemas de oscuridad que encontramos durante cada partida; el éxito de fuga está más cerca.

Por último, y si por este fuera poco, también existen objetos que aparecen durante la partida, algunos previo pago al bueno de Caronte, que permiten subir de nivel y por tanto de daño o protección de esas bendiciones, darles efectos añadidos; e incluso cambiar el funcionamiento de alguno de los ataques básicos de las armas.

El juego pone encima tantas opciones encima de la mesa que es muy difícil que una partida se repita. Y sin entrar en «spoilers». Una vez te lo pasas por primera vez. Las sorpresas siguen apareciendo.

Hades entra en el Olimpo de los «roguelike». Un juego adictivo, interesante, largo, variado, con cientos de opciones de personalización y que en Switch funciona a la perfección y no se resiente su rendimiento (gracias Supergiant Games por este pedazo de port). Te pica a seguir tanto por su jugabilidad como por sus personajes. Un juego en constante cambio tanto narrativamente como jugablemente. En definitiva, todo un imprescindible y del que te arrepentirás si no lo compras.

Imprescindible

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